3 principios para que tus hijos amen la lectura
3 principios para que tus hijos amen la lectura
Muchos padres queremos que nuestros hijos sean grandes lectores porque conocemos los múltiples beneficios que la lectura aporta a la mente de nuestros hijos. Sin embargo, lograrlo es todo un reto.
La lectura debe ser divertida y entretenida para que los niños quieran hacerla cuando aún no han adquirido el hábito de la lectura.
Para adquirir el hábito de la lectura son necesarias dos cosas principalmente: una es la repetición y la otra es la diversión.
La repetición forma rutina y las rutinas forman hábitos. Si logramos que la lectura se repita diariamente, se podrá convertir más fácilmente en un hábito.
Sin embargo, la repetición en sí misma no es suficiente. Para lograr que los niños quieran repetir la lectura, es decir, leer diariamente, es necesario que les parezca divertida y entretenida.
Necesitamos cambiar el chip en su cerebro de que la lectura es aburrida. Esto es todo un reto porque normalmente utilizamos la lectura solo para cumplir las tareas escolares por lo que se asocia al espacio de la escuela o al cumplimiento de tareas escolares.
Para que el niño quiera leer por sí mismo necesita disfrutar la lectura y para disfrutarla necesita asociarla con momentos agradables, con emociones positivas y con otro tipo de reforzadores que resultan motivantes aumentando las posibilidades de que la conducta se repita.
Esto quiere decir que necesitamos modificar el ambiente en el que se desarrolla la lectura. Hacerlo motivante y estimulante para que los niños se sientan cómodos ante ella y comiencen a descubrir los beneficios de que les ofrece. Pero sobre todo que desarrolle en ellos el deseo de leer porque realmente disfrutan hacerlo.
¿Cómo podemos lograr que nuestros hijos se enamoren de la lectura?
Aquí te dejo los 3 principios para que tus hijos amen la lectura.
1. Da el ejemplo.
Hay muchas teorías psicológicas que tratan de probar que aprendemos a través de la observación. Albert Bandura es uno de los psicólogos más famosos que con su teoría del aprendizaje social explica que los niños aprenden al observar a sus modelos de referencia, es decir, aprenden de las personas que los rodean como son los padres, maestros, abuelos, etc.
Los niños prestan atención a todas estas personas o modelos y codifican su comportamiento. Posteriormente, ellos pueden imitar la conducta que han observado.
Aquí nos damos cuenta que ese dicho popular que cita: “La palabras convencen pero el ejemplo arrastra” realmente tienen fundamento en la teoría, con las investigaciones que se han realizado y las distintas teorías creadas, como esta del aprendizaje social de Bandura.
En resumen, será mucho más fácil que tus hijos quieran leer si te ven a ti hacerlo.
Haz el propósito de leer aunque sea un poco y si es frente a tus hijos mejor. Mánten cerca de ti algún libro que te interese leer. Así será más fácil que lo leas, pues el tenerlos cerca son como pequeñas señales a tu cerebro de lo que quieres hacer.
Lee junto a tus hijos. Si no tienes tú mismo el hábito de la lectura, puede ser muy motivante leer junto a tus niños. Es una forma de compartir tiempo de calidad con ellos mientras ambos se benefician de la lectura en sí misma.
2. Haz la lectura divertida.
Para lograr que ese ambiente alrededor de la lectura sea agradable, hemos de hacerlo divertido y entretenido. De esta forma se podrá a asociar la lectura con esas emociones positivas que producen las actividades realizadas entono a la lectura o bien las emociones generadas en torno a nuestra actitud con los niños mientras leen.
El aprendizaje por asociación ha sido un término por mucho tiempo estudiado por el conductismo, una de las corrientes psicológicas más famosas. Básicamente trata de explicar el comportamiento a través del aprendizaje por asociación, esto quiere decir que, según esta teoría, las conductas se producen o incluso desaparecen por el vínculo a un estímulo, ya sea positivo o negativo.
Si el estímulo es positivo, la conducta tiende a repetirse. Si el estímulo es negativo, la conducta se extingue. Esto básicamente, se refiere a que si el niño cuando lee tiene experiencias agradables, se siente feliz, divertido y atendido, todo eso se convierte en un reforzador. Entonces se va asociar la lectura a un estímulo positivo, por lo tanto será más probable de que quiera leer en el futuro.
Por el contrario, si la conducta es vinculada a un estímulo negativo, es decir, se le obliga a leer, le parece aburrido, hay gritos, hay regaños y el libro no está interesante; la lectura se asocia a a estímulos negativos por lo tanto la conducta se extingue. Ya no querrá leer más. Ha logrado vincular la lectura con los sentimientos negativos que le provocaron los regaños, el aburrimiento, los gritos, etc.
¿Cómo puedes hacer que asocien la lectura positivamente?
Ofrece recompensas variadas. Cuando el niño lee, dale cariño, dale tu atención. Estos son los dos grandes reforzadores que más les interesan a los niños.
Cuando el niño ha terminado de leer dale algo pequeño, un dulce, un lápiz, un abrazo, un aplauso. Varía la recompensa y ve disminuyendo las recompensas paulatinamente con forme el niño va adquiriendo el hábito de la lectura.
Haz juegos. En este artículo te muestra actividades divertidas para fomentar la lectura. Te damos buenas ideas. Para verlo da click aquí.
Déjale elegir los libros. Solo asegúrate que sean apropiados para la edad y listo, Déjales que elijan el tema, el tamaño, el grosor, el lugar donde quieren leer, etc.
3. Hazlo con frecuencia.
Charles Duhigg en su libro “El poder del hábito” habla sobre la importancia de la repetición de una conducta, es decir, de la rutina para formar el hábito.
Así que una acción repetida de leer da como resultado la formación del hábito de la lectura. Esto es a lo que queremos llegar y primero hemos de leer diariamente. Esforzarnos por hacer la lectura divertida y atractiva para que realmente quieran leer y disfruten mientras lo hacen. La recompensa será que en el futuro quieran volver a hacerlo poniendo menor resistencia cada vez.
Y por fin!!! Llegará el día soñado en el que ello solitos sin nuestra intervención quieran tomar un libro y leerlo por sí mismos disfrutando de la lectura sin la necesidad de aplicar recompensas externas para lograrlo.
Es ahí donde podemos decir que ya han adquirido el hábito de la lectura.
Espero que estos 3 principios para que tus hijos amen la lectura te sirvan para inculcar este buen hábito en tus niños. Déjame saber en los comentarios qué actividades hacer tú para que tus hijos amen la lectura.
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Nos vemos en la próxima.
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