La conexión entre padres e hijos toma gran importancia en la crianza, pues solo cuando logras conectar puedes sintonizarte en el mismo canal que tu hijo o hija y entonces ellos estarán receptivos, podrás pasar a la enseñanza, a la corrección o a la disciplina.
DiceDaniel Siegelque la conexión con nuestros hijos calma el sistema nervioso, alivia la reactividad de los niños y los traslada a un lugar donde pueden escucharnos, pueden aprender e incluso tomar sus propias decisiones.
Cuando tenemos una profunda conexión con nuestros niños pueden sentir cuánto los amamos y los aceptamos. En este ambiente de comprensión, de amor y aceptación que nos brinda la conexión con ellos es cuando ya puede tener lugar la disciplina efectiva.
La conexión tranquiliza a los niños e impide que las emociones se magnifiquen cuando se sienten alterados. Esto se debe a que se sienten comprendidos y aceptados. Se cubre la necesidad de afiliación comentada por el famoso Abraham Maslow.
Podemos pasar bastante tiempo con nuestros hijos e incluso platicar mucho con ellos y quizá no logremos conectar.
¿Cómo conectar con mi hij@?
Acá te dejo algunas ideas para conectar profundamente:
Mírale a los ojos. Hay aun dicho popular que dice “Los ojos son el reflejo del alma” y algo de cierto tiene. La mirada de los niños te revela mucha información sobre su estado de ánimo, su comportamiento, sus emociones y mucho más. Míralo a los ojos cuando quieras hablar de algo importante o quieras que siga una orden específica.
Ponte a su estatura.Es importante ponerse al nivel de estatura de nuestros niños y niñas, de esta forma los podemos ver a los ojos y hacer que el mensaje llegue correctamente.
Escucha con atención. Se trata de “oír” con todos nuestros sentidos. Escucha con atención y míralo mientras te habla.
Cuida tu lenguaje verbal y no verbal.Nuestro lenguaje no verbal debe ser congruente con nuestras emociones y con nuestras palabras. Que tu cuerpo diga lo mismo que tus palabras.
Trátalo com mucho respeto. Se desarrolla una relación integrada cuando respetamos las diferencias entre nosotros. Y los demás y luego conectamos mediante una comunicación compasiva. Establecemos lazos de empatía con el otro.
Sé empático. Ponte en su lugar, mira el mundo a través de sus ojos. Entiende que su maduración emocional y física son menores a la tuya. No esperes que vean las cosas igual que tú. Tú debes mirarlas como ellos las ven.
Mantén la calma.El cerebro del niño capta toda la información que los padres dan en cualquier situación. Si tú estás alterado él o ella también lo estarán. Pon el ejemplo.
Contacto físico. Abraza a tus hijos con amor, dales una palmada, un beso. es la mejor forma de acercarte a ellos y sepan que tu amor es incondicional.
Dile cuánto lo amas de distintas formas.Los niños necesitan saberse amados. Y el decirlo una vez o darles lo necesario para vivir como acto de amor no es suficiente. Escríbeles cuánto les amas. Diles cuánto les amas. Abrázalos, bésalos, acompáñalos a dormir, come con ellos, juega con ellos.
Valida sus emociones. Jamás le digas a un niño que “no es para tanto”, “olvídalo, ya pasará”, “no te enojes”, “no llores”.- Déjalo que viva la emoción que siente, que se enoje, que se ponga triste, que llore. Lo que sea que siente déjalo que lo sienta, de esta forma se sentirá acompañado y superará la situación.
Pregúntate a ti mismo: “¿Está preparado mi hijo para escucharme con atención? ” Si crees que no, probablemente haga falta más conexión.