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El castigo duele pero NO funciona

El castigo duele pero NO funciona

El castigo duele pero NO funciona

Antes de entrar al tema del castigo, es necesario definirlo. Cuando hablamos de castigo  empleado en la educación de nuestros hijos, nos referimos a una sanción o bien una pena por haber roto las reglas de comportamiento o por haber cometido una falta. La intención

El castigo ha sido por generaciones la forma más común de educar, pero eso no significa que sea la más efectiva. Actualmente  hay muchos padres que defienden el castigo como la mejor forma de disciplinar a los hijos, simplemente porque ellos fueron educados de esa forma y argumentan que son personas de bien y no tienen problemas emocionales evidentes.

Sin embargo, las personas que sufrieron distintos castigos en su niñez, pueden llegar a ser “funcionales” a pesar del castigo, pero esto no significa que no haya secuelas de ellos y que en algún momento dificulten de alguna manera su forma de vivir.

El castigo se presenta en distintas formas

La forma más común del castigo es la prohibición. Es decir se priva al niño de algo que le gusta con el fin de corregir la conducta. Por ejemplo, quitarle la televisión por un mes o prohibirle que salga a jugar con sus amigos si no hizo sus deberes.

Otra forma de castigar es contraria a la prohibición. Y se trata de ordenarle que haga cosas que no le gusta hacer “para que aprenda”. Por ejemplo que lave los trastes de la cena por una semana o que escriba 20 veces “debo portarme bien”. 

Lamentablemente el castigo también se presenta en forma de golpes u otras agresiones físicas. La nalgada cuando se porta mal, el golpe con el cinturón cuando no obedece  o el golpe en la boca cuando dice malas palabras, solo por poner unos ejemplos. Aquí vemos que el castigo duele, más adelante veremos que NO funciona.

El castigo duele pero no funciona
El castigo, priva al niño de la posibilidad de que reflexione sobre su comportamiento, por lo que no le permite madurar, hacerse responsable de sus acciones y desarrollar un pensamiento crítico. 

Lo que dicen los expertos sobre el castigo

Diferentes estudios sobre este tema han concluido que el castigo es una forma poco efectiva de disciplinar a nuestros hijos.

El Dr. Dobson en su libro “How to Father” menciona que “el castigo es un método de disciplina de lo más ineficaz… ya que tiene el efecto de enseñarle al niño a comportarse exactamente en la forma opuesta a como los padres desearían que se comportara”. 

Así mismo, el Dr. Rudolf Dreikurs dice “El empleo del castigo solo ayuda al niño a desarrollar un mayor poder de resistencia y desafío”. Y esto se debe a que muchas veces los castigos no están relacionados con la conducta que queremos corregir, por lo que los niños pueden considerarlo injusto. Si ellos lo consideran una injusticia es natural que se resistan y desafíen a quienes han impuesto el castigo.

Elizabeth T. Gershoff, profesora de la Universidad de Texas en Austin. Es conocida por su investigación sobre el impacto del castigo corporal en el hogar y en la escuela en los niños y su salud mental. Afirma  que hay poca evidencia científica de que el castigo físico mejore el comportamiento de los niños a largo plazo. También menciona que “hay evidencia científica clara de que el castigo físico coloca a los niños en riesgo de consecuencias negativas, incluidos mayores problemas de salud mental”.

Desventajas del castigo

Cuando el castigo es suficientemente duro, puede producir en el niño efectos tales como esconderse de quien lo castigó, mentir para evitar el castigo en el futuro e Incluso pueden desarrollar sentimientos de frustración, odio, venganza y coraje hacia quien  impone el castigo.

La verdad es que el castigo en cualquiera de sus formas, priva al niño de la posibilidad de que reflexione sobre su comportamiento, por lo que no le permite madurar, hacerse responsable de sus acciones y desarrollar un pensamiento crítico. 

El castigo duele, pero NO funciona del todo. El castigo funciona por asociación al dolor, no necesariamente porque hayan comprendido la situación y las consecuencias de su comportamiento. La verdad es que los niños difícilmente aprenden en situaciones amenazantes. Se ha comprobado que aprenden mejor en ambientes relajados y de juego. 

Con todo lo que he mencionado en contra del castigo, no me refiero a que dejes pasar todos los malos comportamientos de tu hijo. Lo que quiero decir, es que eduquemos desde el amor y el respeto. Dejando que vivan las consecuencias de sus propios actos.

Si rompen algo, que lo repongan con su dinero, que pidan disculpas. Si no limpian su cuarto, no podrán salir hasta que lo limpien, y no es un castigo, es una regla previamente establecida. El tiempo que podrían haber invertido jugando con sus amigos lo tendrán que emplear en recoger su cuarto. No es un castigo arbitrario impuesto por los padres, es una consecuencia lógica de su decisión de no recoger cuando debía. Las consecuencias educativas son bastante diferentes a los castigos.

Cada vez que queramos corregir a nuestros hijos, hagámoslo permitiendo que vivan las consecuencias de sus decisiones. Dejemos que  desde pequeños se hagan responsables de sus propios actos. Y que al mismo tiempo se sientan acompañados y respaldados por sus padres.